Abogada asesinada estaba embarazada
Tenía 33 años
COATZACOALCOS, VER. – Alma Lizeth Ale Zetina de 33 años era funcionaria del área de atención a la mujer en el municipio de Emiliano Zapata en el estado de Tabasco. La noche del sábado 25 de marzo, fue asesinada en plena vía pública por Erick “N”, su pareja desde hace doce años.
Este lunes 27 de marzo, fue sepultada en el panteón “Colina de la Paz” en Coatzacoalcos, Veracruz, de donde era originaria y vivió sus primeros años hasta convertirse en abogada, profesión que la llevo al estado vecino y que atestiguó su feminicidio; uno más que se registra en el país.
Su cuerpo quedó cubierto de flores de color amarillas, rojas y blancas en el cementerio privado, donde el silencio invade a los asistentes del sepelio. Alma era la mayor de cuatro hijos de una familia que vive en en la colonia Francisco Villa del municipio portuario. Hoy sus padres se abrazan y lloran por su pérdida.
La familia de Alma confirmó a este medio que la joven de 33 años estaba embarazada de su tercer hijo, tenía poco más de dos meses de gestación, aunque aseguran que se dieron cuenta de su estado tras la necropsia realizada.
Erick habría atacado a Alma frente a iglesia
Reportes de las autoridades indican que, la noche del sábado, Erick y Alma se encontraban afuera de la parroquia “La sagrada familia”, cuando el hombre la atacó con un arma blanca hasta asesinarla, todo esto en presencia de sus dos hijos de 3 y 11 años.
Erick fue detenido minutos después de cometer el feminicidio, cuando intentaba escapar, gracias a las personas que acudieron a auxiliar a Alma, aunque para ella ya era tarde pues murió de forma inmediata. Tras la legalización de su detención, Erick quedó detenido de forma preventiva, en espera de que un juez le dicte la vinculación a proceso por el delito de feminicidio.
Los menores quedaron bajo resguardo de la familia de Alma
En el que fuera su cuarto, cuelga el cuadro de graduación de los estudios en Derecho de Alma que resalta el agradecimiento a sus padres junto a su fotografía, reconociendo que sus valores de lucha y honradez fueron herencia de don Abel y su madre. En los pasillos donde creció Alma, no hay mucho silencio, pues su hijo de tres años, que aún no comprende la muerte de su madre, corre sin cesar y solo se detiene para señalar su fotografía en el altar con veladoras y sonríe, una escena de llena varios rostros de tristeza y melancolía.
Los hijos de Alma quedaron bajo resguardo de sus padres y hermanas, que hoy lloran su partida, pero que también lucharán por quedarse con la custodia de los menores. Coinciden en que, asesinaron a la mayor de cuatro hermanos, a quien siempre admiraban por luchar en contra de las agresiones a la mujer.
“Que se aplique todo el peso de la ley contra la persona que agredió físicamente a mi hija y le causó la muerte”, expresa don Abel, frente a la imagen de Alma.